PASTOR DOCENTE

BRANDON BARNARD

Oficina: 501-224 7171-

Historia de la Vida

Desde que nací, me crié en un ambiente de iglesia. En mi casa se hablaba de Jesús y mis padres lo amaban. Debido a su amor por Cristo y su amor mutuo, Jesús se convirtió en alguien a quien yo quería seguir. En realidad, tenía ocho años y estaba en el estacionamiento de un Long John Silver cuando oré por primera vez para recibir a Cristo en mi corazón. Sin duda, ahora veo claramente que fue la gracia de Dios la que me atrajo hacia él.

Mi amor por Cristo ha crecido a lo largo de los años y puedo recordar múltiples momentos de mi vida en los que la gracia de Dios me abrumó, me mostró el corazón desobediente y rebelde que yo era y puedo estar separado de él y cuán radical es el amor y la la gracia de Jesús realmente es. Hay una historia en la Biblia acerca de un hijo pródigo. La mayoría de la gente lo ha escuchado y muchos se identifican con este hermano menor que exteriormente se rebeló y se alejó del Padre con arrogancia e intencionalidad. Pero también había un hermano mayor en la historia del que mucha gente no habla. Ese soy yo. Aunque lejos de ser perfecta, buena parte de mi vida la he vivido siguiendo las reglas, supuestamente haciendo las cosas bien. Aunque nunca lo dije, secretamente pensé que Dios podría tener suerte de tenerme. Incluso ahora ese pensamiento me devasta. Tenía tanta confianza en mis buenas obras y en mi propia justicia propia que no pude ver cuán malvado era realmente mi corazón.

Afortunadamente, por la gracia de Dios ya través de las Escrituras, me di cuenta de que estaba tan distante del Padre como lo estaba el hijo menor, aparentemente rebelde. Y ahora, sigo creciendo en la gracia y el conocimiento de Jesús, esforzándome por predicarme el Evangelio a mí mismo todos los días y orando para que ese mismo Evangelio dé frutos en mi vida de manera que guíe a otras personas a mi alrededor a Jesús.

Esperanza de compañerismo

Llegué a Fellowship cuando me contrataron como pastor principal de estudiantes. Unos años más tarde, los ancianos me pidieron que fuera pastor docente, que es donde actualmente sirvo. Amo esta iglesia y mi esperanza y oración es que nuestra iglesia haga mucho de Jesús y que más y más personas lo escuchen y le respondan. Que podamos conectarnos verdaderamente con Dios y con los demás, ser transformados en actitudes y acciones y que el Evangelio se multiplique en innumerables vidas a nivel local y global.